La ozonoterapia nació en Alemania de la mano del Dr. Weiner Von Siemmes quien en 1857 construyó un aparato de inducción para la destrucción de microorganismos.
A principios de siglo XX otro alemán, el químico Justes Baron Von Liebig fue el pionero en estudiar las aplicaciones del ozono en seres humanos.
A partir de la II Guerra Mundial, los usos médicos del ozono expandieron sus estudios a países aliados como Cuba, que es el primer centro mundial de estudio, aplicación y uso médico del ozono desde mediados de los años 50.
El ozono actúa como antioxidante, inmunomodulador (estimula los glóbulos rojos y blancos, lo que incrementa las defensas del organismo ante agresiones externas como las infecciones y la detección de células mutágenas que pueden producir enfermedades autoinmunes y cáncer).
Actúa sobre los glóbulos rojos liberando y transportando una mayor cantidad de oxígeno a las células mejorando la circulación general.
Es un poderoso germicida, elimina hongos, bacterias y virus.
Su aplicación es múltiple y variada contra el mal riego circulatorio, la cirrosis hepática, la hepatitis y las enfermedades vasculares.
También se tratan enfermedades reumáticas en general, poliartrosis, hernias discales, artrosis, fibromalgia, tromboflebitis, varices, gangrenas, diabetes, enfermedades infecciosas de garganta, nariz y oídos, vértigos, etc.
EL OZONO ESTIMULA LAS CÉLULAS
dando lugar a un proceso de revitalización.
- Aumenta el sistema inmunitario del individuo, potenciándolo y regulándolo.
- Es un potente desinfectante con acción bactericida y fungicida.
- Actúa como antinflamatorio y analgésico
- Aumenta las defensas en general, sobre todo en enfermedades crónicas.
- Ausencia de efectos secundarios.
- Regula el ciclo del sueño.
- Mejora los estados depresivos.
- Tiene un efecto euforizante.